RESTAURANTE ZUBIA. C/Espronceda, 28. Madrid
Viernes 19 de febrero.
Afortunadamente hoy no llueve y he podido utilizar la moto para llegar a este restaurante en el centro de Madrid, desde mi oficina en las cercanías de IFEMA. Aunque la zona se presume complicada para estacionar, existen un par de parkings cercanos donde mis socios y amigos han podido aparcar su coche.
Chema S., que por primera vez se ha incorporado a nuestras comidas mensuales, ha tenido más suerte y ha aparcado en la puerta. Menos mal, porque siendo su primera vez, ha llegado casi 40 minutos tarde. Mala suerte, esto en nuestro Club implica la obligación de tener que pagar la propina. Somos bastante estrictos, no se perdona. En mi caso, las últimas cuatro ediciones, la comida me ha costado unos 10 euros más que a la media.
Aunque en nuestros Estatutos está establecido que la hora de comienzo de la comida son las 14:30, en esta ocasión yo había solicitado que esta edición pudiese retrasarse a las 15:00 horas. No hubo manera, José B., nuestro Presidente, tiró nuevamente de Estatutos y rechazó la propuesta. Tenía claro que llegaría tarde, los viernes no son el mejor día para escaquearse pronto de la oficina. ¿Os había dicho que tenemos algunos miembros algo estrictos?
Al llegar ya estaban servidos los primeros: unas buenas anchoas de Santoña, croquetas de jamón, y el guiso del día, que los viernes es un guiso de patatas con huevo más que aceptable. También tomamos unas pencas rellenas excelentes y un par de tortillas de bacalao, que a juzgar por la opinión de algunos, estaban un poco sosas.
Aunque las normas prevén que el vino tiene que ser elegido por el socio que ha elegido el restaurante, en este caso yo, al haber llegado tarde ya habían elegido el vino de la casa: Luis Cañas, crianza. A pesar de que me parece un vino aceptable, creo que pudimos haber legido algún otro Rioja, a muy buen precio, entre los que aparecían en la carta. Alguna referencia de las bodegas Rioja Alta, como Viña Alberdi (creo recordar que a 17 Euros), Viña Arana Reserva o Viña Ardanza (23 y 25 Euros respectivamente). Me da la impresión, a la vista de los precios que no abusan en este capítulo. También tenían Viña Pomal (bodegas Bilbanías), pero después de alguna experiencia no muy buena con este clásico, que se encontraba entre mis favoritos, he desistido. De estas bodegas, me sigo quedando con La Vicalanda, al que tengo asociados unos recuerdos maravillosos: ¿no forma esto parte de alguna manera de la apreciación que tenemos todos de determinados vinos?.
A la vez que escribo estas líneas disfruto de un Barón de Oña, reserva del 98, además de lo impresiontemente bonita que es su bodega en La Guardia, creo que uno de los mejores Riojas en cuanto a la relación calidad-precio.
Volvamos a la Calle Espronceda de Madrid. Como los ocho comensales habíamos llegado en dos tandas, unos a las 14:30 y otros después de las 15:00 horas, y estábamos ubicados en un reservado del restaurante al fondo del local, el tiempo transcurrido entre los primeros platos y los segundos resultó un poco excesivo. Cuando las comandas entran en cocina en "varias entregas" y las cosas no llevan su orden normal, ya se sabe. Aunque no teníamos prisa, este factor se valora y tiene un peso importante en la puntuación final que hacemos del restaurante.
Aunque la carta incluye carnes y pescados, no fuimos muy originales en elegir los segundos platos. Unicamente probamos la merluza con chipirones y el bacalo a la Bilbaína.
Según pude escuchar, los chipirones estaban algo fríos y duros, pero pude probar uno del plato de mi amigo Gonzalo de C. y no me dió esa impresión. (Esta mañana, jugando un partido de padel, Gonzalo me decía que tenía el chipirón clavado no sé donde. Me parece que se debía más a las copas que se tomó por la noche)
Mi bacalao estaba bien de textura y nada salado. Según me dice la maitre, prefieren que esto sea así, porque han estado algunos meses con algún problema de suministro de este producto. Esta era mi apreciación, pero nada compartida por José B. (buen gastrónomo, tengo que reconocer) que repitió en varias ocasiones que a él el bacalao no le había gustado. Otra muestra más de lo difícil que resulta evaluar un restaurante, y lo difícil que resulta que varias personas coincidan en el juicio.
Los postres excelentes. Una tarta de manzana digna de mención, y el helado de Chema, que prácticamete me tomé yo. Los sorbetes de limón, pues... de limón.
Además de la maitre, que nos atendió estupendamente el resto del servicio fué aceptable. Resulta complicado atender una mesa como la nuestra (es mi parece pero sé que va a haber diferencia de pareceres sobre este punto. No recuerdo si en algún momento había dicho que algunos miembros son bastante estrictos :-)
Tomamos como siempre una copa después del café. En este caso Ron Barceló y algún Cutty. Esto siempre sube un poco el precio final. Nuestro límite está en 50 Euros, debemos tener en cuenta este límite a la hora de elegir, si queremos que nuestro restaurante obtenga una buena puntuación. No es sencillo, pero la búsqueda de este tipo de restaurantes está en la esencia de nuesto Club.
Finalmente llega la cuenta. A la vista de los precios de la carta, pensaba que el precio estaría entre los 40-45 Euros por persona. Me sorprendió ver que realmente pasamos el límite: 53 Euros. Horror: este hecho es suficiente para que vuelva a no quedar entre los elegidos. Pudieron ser las 5 botellas de vino que nos tomamos, o los abundantes entrantes, o las copas... Es difícil respetar el límite de los 50 Euros. En este caso, me pareció algo excesiva la cuenta. 53? no sé por qué Ignacio K. a mí me cobró 55 (por alguna extraña razón siempre pago algo más).
Un par de aspectos positivos: pudimos jugar una partida de mus hasta la 20:00 horas y la segunda ronda de copas fueron cortesía de la casa.
A la espera de las valoraciones individuales, que normalmente hacemos durante las dos siguientes semanas a la comida, sé que este restaurante no va a obtener una de las mejores puntuaciones. Tenía grandes esperanzas puestos en él. Me lo habían recomendado por distintos sitios, en sus paredes cuelgan referencias de excelentes críticas de las mejores guias, incluso de Fernando Point (que no se casa con nadie) pero...es realmente difícil conseguir la mejor relación calidad/precio en Madrid.
Creo que en pinchos y tapas es realmente bueno.
El mes pasado, lo que os contaremos en los próximos días, Gonzalo de C. nos llevó a La Daniela (General Pardiñas, 21). Un buen cocido, con un precio por debajo de nuestro umbral, pero: pagar por comer un cocido 45 Euros por persona?? no he hecho nunca un cocido, pero me han dicho que, aunque no es difícil, no se hace en un minuto ;-)
sábado, 17 de febrero de 2007
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